sábado, 30 de noviembre de 2013

Mercado de Tapinería


          A muchos nos resulta grato estar paseando por el centro histórico de una ciudad, girar una esquina y encontrar, de repente, una joya en forma de edificio o de plaza. Y si encima hay algunas tiendas singulares o un bar de esos en los que el tiempo se mastica por su lentitud, el placer del descubrimiento es todavía mayor. Esta sensación de sorpresa aflora en el visitante casual del Mercado de Tapinería, situado a la sombra del emblemático barrio del Carmen de Valencia.

Hasta julio de 2012, las calles Guillem del Rei y Cobertizo de Santo Tomás eran una sucesión de ruinas. Con su rehabilitación se abrieron dos placetas y se construyeron cuatro edificios cuyos bajos acogen ahora los diferentes espacios del Mercado. La filosofía de lo efímero impera en Tapinería, por lo que el género cambia cada 15 días. “Una semana para que te lo cuenten y otra para venir a verlo”, comenta Fernando Millet, representante del Mercado.

“¿Cuántas veces al año visitas una tienda que te gusta? Dos, quizá tres. Nosotros queríamos hacer algo que pudiera ser visitado asiduamente”, cuenta Millet. “Además queríamos dar cabida a todo el mundo; que pudiera venir desde un pijo hasta un punki”, remata. Respondiendo a esta voluntad de cambio constante, Tapinería muda de espíritu dos o tres veces al mes y da una vuelta de tuerca al concepto de feria de muestras.
Moda, antigüedades y cervezas artesanales han sido algunas de las temáticas del Mercado desde su apertura en mayo. Con ellas, diseñadores punteros y vendedores de antiguallas se unieron a la lanzadera alquilando sus espacios. Ho, ho, ho!, mercado efímero de temática navideña, o Kids and toys, dedicado a los juguetes, constituyen algunos de los próximos acontecimientos que acogerá el espacio. Los precios de la mercancía responden a bolsillos de todos los tamaños.

El centro gastronómico del Mercado, un bar que fusiona las estéticas vintage y low-cost, adapta su cocina a las temáticas que aterrizan en las placetas. El aire europeísta del local se refleja en la filosofía de plato único diario elaborado con productos frescos y en las largas mesas pensadas para ser compartidas con comensales desconocidos.
“Gracias a esta iniciativa la zona está adoptando un espíritu de pueblecillo”, señala Millet. Y es que el Mercado de Tapinería no es solo un lugar para ser visitado, sino también para ser vivido: los edificios en cuyos bajos se alojan los comercios albergan apartamentos turísticos, una opción acertada para quien busque un alojamiento tranquilo –y efímero también– en pleno centro histórico. A sus huéspedes no les faltará la animación del Mercado: en sus encantadoras plazas se organizan periódicamente conciertos de jazz y clases abiertas de baile. Bienvenidos al único mercado efímero de España.

noticia del: elviajero.elpais.com/elviajero/2013/11/24/actualidad/1385313306_855556.html

Ren 

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